Ley 11/2018 del 28 de diciembre.
Lejos de obligaciones legales, cada vez podemos ver más empresas que se suman a publicar su “impacto” en términos globales (la llamada “información no financiera”); usando, con mayor o menor acierto, medios como las memorias de RSC, los informes Integrados, memorias de resultados, memorias de impacto, campañas dirigidas, etc…
Como dato a cierre de 2017, solo en España, 875 empresas presentaron informes de “información no financiera”, experimentando un crecimiento continuo en los últimos años (fuente: Red Pacto Mundial).
Por lo que la publicación de la citada ley no hará más que impulsar una práctica de interés empresarial y social creciente.
Os presentamos una pequeña infografía sobre los aspectos básicos de la nueva reglamentación.
Para los valientes, el enlace a la publicación en el BOE.
Antes de terminar sí que nos gustaría lanzar una serie de preguntas para la reflexión.
Tengamos o no la obligación de aplicar esta normativa, ¿no merece la pena poner en valor a nuestra organización? ¿Y darla a conocer a la sociedad?
¿Nos da apuro abrirnos y contar nuestras pequeñas o grandes acciones? ¿No sabemos QUÉ contar, a QUIÉN y CÓMO? ¿Nos «puede» antes el CONTAR que el SER? ¿Medimos nuestro impacto?
Lo que parece claro es que esta tendencia llega para quedarse, que los «grandes» ya DEBEN tirar del carro y que, como suele pasar en la vida, serán ejemplo y quizás fiscalizadores de que terceros lo hagan.
¿Te subes al tren de las empresas abiertas y responsables? Nuestra sociedad demanda #EmpresasConValores